miércoles, 18 de agosto de 2010

El comienzo y el primer contacto con Europa y los europeos








Después de laborar continuamente por 14 meses consecutivos, la mente se encajona y se vuelve rígida e inflexible, los sueños se vuelven mas escuetos, se va perdiendo el color en ellos y un sentimiento de vivir la realidad amarga el alma, sobras de sedentarismo agonizante nublan el horizonte……Pero un renegado vive batallando por romper la rutina y la respuesta a esos 14 meses de aburrido trabajo se encuentra en un boleto aéreo comprado con 3 meses de anticipación para la mismísima Estambul. Antigua Bizancio, renombrada Constantinopla por Constantino el grande, sede el imperio Otomano y capital de Tracia, actual megapolis conocida en turco como Istanbul, la considere como una buena anfitriona para recibirme y dar comienzo a mis andanzas por las tierras que cruzaron la ruta de la seda, profetas bíblicos, cristianos en retirada, cruzados en búsqueda del cielo y hasta charlatanes como yo.
Ya los días para el despegue eran menos, algunas previsiones tomadas eran necesarias para evitar contratiempos, otras no planificadas pusieron un toque amargo y nostálgico a mi no comenzada aventura, mi despedida de Venezuela iba a ser incompleta, alguien faltaba por pedirle la bendición y ese alguien seguiría ausente a mi regreso, ausente en físico no en espíritu, mi Viejo.
Una cena en familia y una borrachera entre amigos fueron mi despedida de mi ciudad Maracaibo, en horas de la mañana di comienzo a la travesía con rumbo a Caracas, la frase “Si no tiemblas al viajar no estas disfrutando el viaje” cobro sentido yo lo disfrutaba muchísimo al igual que mi intoxicación etílica. En Caracas me recibieron “Por el medio de la calle” un festival callejero en Chacao muy colorido, loco y empalagoso, dementes por todos lados, los considero así porque son seres que solo esperan una oportunidad donde la multitud los mimetice y explotan en euforia dando “abrazos gratis” a todo el mundo, cuando habitualmente no responden los buenos días en la calle. Otra noche mas entre amigos y perros calientes capitalinos era la antesala al trajín que me deparaba el siguiente día.
Una cancelación en mi vuelo a Roma provoco la perdida de mi conexión con Estambul, luego de una acalorada negociación con la gente de Alitalia, me brindo la oportunidad de estarme en Roma 24 horas, una escala que no estaba en mente pero como buen vago mi adaptabilidad es grande y para algo que no tenia un plan genere una gran travesía, durante el vuelo conocí a un poco del talento nacional, 2 chicos y 1 chica que iban a Moscú a entrenar para los juegos suramericanos y del Caribe por la especialidad de canoa, sorpresa grata la mía al enterarme luego que todos ellos ganaron oro bravo por ellos. Una noche corta muy corta, una llegada con un sol poco usual para mi reloj biológico, un maldito policía que me puteo la vida. Recibí como una patada la noticia de que mi autoconfianza y mi salamera labia no eran del agrado de las autoridades italianas, la conducta impredecible del sujeto y la barrera lingüística me saco de ritmo y en un pestañar de ojos mi seguridad se convirtió en temor, literalmente estaba cagado, el sujeto de a rato era un caballero y de a rato era un déspota, era ordenado y desordenado, un excelente jugador de los macabros juegos mentales, nada en mis tiempos de oscurantista me preparo para un ataque de ese calibre, si impredecible accionar me volvió loco a tal punto que me pregunto “Si no tienes nada que esconderme porque tiemblas” a lo que respondí con sinceridad “No me gustan los policías” seguido a esto me dejo en paz creo que fue por lastima.
Mi segundo encuentro con los locales fue menos traumático, esta vez no me discriminaron ni me miraron feo, solo me dijeron donde tomar el tren a Roma, 14 euros por un viaje de media hora me anticipo lo caro que seria esta ciudad. La camina por Roma fue tremenda larga y tendida, y con un dia de 16 horas mas todavía, el agua mas cara de mi vida y lo mejor que mirando a detalle se consigue totalmente gratis en cualquier fuente callejera.
No se ha comido un helado hasta que se come un gelato italiano, la textura es mas que cremosa rosando lo viscoso pero no lo repugnante, estos sujetos están en todo le quitan la conchita molesta a las avellanas y te ponen un toping de crema sin cargo extra, una barquillita para orientarme en búsqueda del coloso de Cesares y gladiadores el Coliseo. Ya ladillado de mirar y mirar el puto mapa callejero sin éxito alguno y con frustración acumulada me senté en una esquina a degustar lo que me quedaba de mi barquilla y justo cuando exhale y mire hacia un callejón, estaba allí al final de un angosto callejo el grandioso Coliseo. Nada de lo que se ve en tv, se lee en libros o se escucha por allí te prepara para estar parado frente a frente de ese coloso, hela la sangre y por unos minutos vuelas en el tiempo hasta que tanto turista empieza a joderte.
Después de caminar algunas decenas de kilómetros (Roma es asombrosamente plana) y mirar ruinas, ruinas, ruinas, ruinas y cosas muertas e inertes, me tropecé con algo vivo (a parte de los millares de turistas) músicos callejeros, es justo lo que necesitaban estas marrones y frías calles, un poco de picaresca música gitana, dos acordeones y un saxofón nunca antes sonaron mejores y le dieron mas sentido a un momento y le dan identidad a los recuerdos del coliseo y toda Roma.
Siguiendo camino tropiezo con el opulento Vaticano (Vatican city), es un sitio totalmente contradictorio, según ellos la casa de Dios, y para entrar a ella hay que pasar mas controles de seguridad que en un aeropuerto, te revisan hasta el culo, será que temen que alguien pueda matarlo y por otro lado tienen el agua mas cara que jamás haya visto 2 ½ euros por medio litro de agua, para eso me tomo una cerveza de 2 euros frente al vaticano, en mis quijotescas andadas me encontré con una boda y decidí sin meditarlo mucho colarme en ella, total era sobre un puente que cruza sobre el rio Tevere solo queda parafrasear una cita de Homero Simpson “Anda la osa que opulencia la de Roma”.






Entre la breve reseña que me dio mi amigo Jj me recomendó visitar la Fontana di Trevi, bueno esta estaba a otro montón de calles de donde me encontraba, ya las grandes distancias no me sorprenden, puentes, calles empedradas y románticos callejones me arrojaron a la Plaza Novona, sin duda mi lugar favorito en Roma, sencillamente pago el retraso y la parada en Italia. Larga y angosta con un ambiente bohemio, gente pintando, cantando, actuando o tomando (como yo), se respira un aire de tranquilidad absoluta a pesar de estar llena de turistas pero lo importante no estaba atestada, pude darme el lujo de sentarme en una banca al lado de una fuente y mojar mis cansados pies. Seguí a la fontana di Trevi y no encontré mas que gente a perder apenas se veía la fuente entre el gentío. Para cerrar la noche cene unos espaguetis y un litro de vino de la casa, muy italiano y muy caro. A media noche cuestione la calidad de la comida ya que pensé tener alucinaciones ya que escuchaba cuervos y sorpresa la mía al ver un montón de esos pajarrucos negros graznando en mi ventana, este seria mi primer encuentro con esos pájaros y no el ultimo.





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